Prólogo
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El aire en la habitación estaba enrarecido. Húmedo. La luz era escasa. Las ventanas permanecían cerradas, habían olvidado abrirlas al entrar, parecía lógico su prioridad no era esa. Lo demostraban las risas terminadas en jadeos que llenaban la estancia, y las prendas de ropa dispersas a medio desabotonar.
Bill se mantenía con la mirada
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